Metabolismo del agua
El aumento en la retención de agua es una alteración fi siológica
normal del embarazo. Está mediado, al menos en parte, por un
descenso en la osmolalidad plasmática cercano a 10 mosm/kg
inducido por el reajuste de los umbrales osmóticos para la sed y
la secreción de vasopresina. Este fenómeno funciona
desde el inicio del embarazo.
Al término, el contenido de agua del feto, la placenta y el líquido amniótico se aproxima a 3.5 L. Se acumulan 3 L más por el incremento del volumen sanguíneo de la madre y el tamaño del útero y las mamas. Por lo tanto, la cantidad mínima de agua adicional que acumula la mujer promedio durante el embarazo normal es de 6.5 L.
La mayoría de las embarazadas presenta edema blando demostrable en tobillos y piernas, sobre todo hacia el final del día. Esta acumulación de líquido, que puede ascender a casi 1 L, se debe al aumento de la presión venosa por debajo del nivel del útero como consecuencia de la oclusión parcial de la vena cava.
La disminución de la presión coloidosmótica intersticial inducida por el embarazo normal también favorece el edema en etapas posteriores del embarazo. Los estudios longitudinales de composición corporal mostraron un incremento progresivo del agua corporal total y la masa adiposa durante el embarazo.
Tanto el peso materno inicial como el peso ganado durante el embarazo guardan una relación importante con el peso al nacer. Sin embargo, no está claro qué función tiene la grasa o el agua materna en el crecimiento fetal. Los estudios en las mujeres bien nutridas sugieren que el agua corporal materna, y no la grasa, contribuye mucho más al peso al nacer del recién nacido.
Al término, el contenido de agua del feto, la placenta y el líquido amniótico se aproxima a 3.5 L. Se acumulan 3 L más por el incremento del volumen sanguíneo de la madre y el tamaño del útero y las mamas. Por lo tanto, la cantidad mínima de agua adicional que acumula la mujer promedio durante el embarazo normal es de 6.5 L.
La mayoría de las embarazadas presenta edema blando demostrable en tobillos y piernas, sobre todo hacia el final del día. Esta acumulación de líquido, que puede ascender a casi 1 L, se debe al aumento de la presión venosa por debajo del nivel del útero como consecuencia de la oclusión parcial de la vena cava.
La disminución de la presión coloidosmótica intersticial inducida por el embarazo normal también favorece el edema en etapas posteriores del embarazo. Los estudios longitudinales de composición corporal mostraron un incremento progresivo del agua corporal total y la masa adiposa durante el embarazo.
Tanto el peso materno inicial como el peso ganado durante el embarazo guardan una relación importante con el peso al nacer. Sin embargo, no está claro qué función tiene la grasa o el agua materna en el crecimiento fetal. Los estudios en las mujeres bien nutridas sugieren que el agua corporal materna, y no la grasa, contribuye mucho más al peso al nacer del recién nacido.
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